miércoles, 23 de diciembre de 2015

LA TORMENTA
El trueno, el rayo y el huracán se habían apoderado de la atmósfera.
_ ¡tiemblen!
Decía el trueno a los hombres, con vos terrible. La tormenta ha vencido. Se acabó la tranquilidad para ustedes.
_ ¿qué son esas torres que han levantado a fuerza de paciencia?, añadió el Rayo lanzando llamaras por los ojos. Yo las traspaso y las incendio.
Y el Huracán decía bramando de coraje:
_ ¡ay del que navega! ¡Ay de las chozas y de los árboles que no tengan raíces muy hondas! Arrastraré todo lo que envuelva dentro de mis circunferencias.
Y los truenos, los rayos y los bramidos del viento parecían anuncio la ruina de la tierra.
_el mundo se acaba, decían todos los animales, refugiándose espantados en las cavernas, o huyendo despavoridos.
_anda más de prisa, decía una ardilla impaciente a un caracol que se arrastraba con pereza. ¡El mundo se acaba!
_pierde cuidado, respondió un Caracol. Los que alborotan y se agitan, como el Trueno, el Rayo y el Huracán, se cansan pronto. Más miedo tengo al frió, al calor, o al hambre, que llegan sin ruido y sin cansancio. Todo lo violento es pasajero.
Así fue; un cuarto de hora después, el trueno estaba ronco, el huracana se había detenido, y el rayo producía solo relámpagos inofensivos. Un airecillo suave y juguetón, volvieron a piar  alegremente.

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