LA FRUTA HERMOSA
Paseaba cierto día Luisita por
el jardín, situado en los fondos de su casa-quinta, examinando con atención
unas plantas raras, que acababa de colocar el jardinero.
Sobre un arbusto poco elevado
vio una fruta, de color rojo muy vivo, con hojas de un verde muy subido.
_ ¡qué admirable fruta!-exclamo-
no existe otras más hermosa en todo el jardín ¡ho! de seguro que sabe rico.
Miro cuidadosamente a su
alrededor, por si alguien la observaba; desprendiola y se la llevo a la boca.
Al pronto sintió como un
ardoroso fuego en la lengua. Arrojo inmediatamente la fruta, y desecha en lágrimas,
salivo, hiso babucheros y con todo, el vivísimo ardor no se calmaba.
Su madre acudió a los gritos, y
se dio cuenta de todo.
_ ¿has visto, hijita? Eso te
pasa por no pensarlo primero que nunca lleves a la boca sustancias
desconocidas.
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