miércoles, 23 de diciembre de 2015

EL MILAGRO DE LAS ROSAS
Casilda la hija del rey Moro Almenón, oyó tristísimos lamentos de los cristianos prisioneros por su padre.
Ella aún aun no era cristiana pero sintiendo compasión de los infelices prisioneros, tomó de la despensa alimentos y también oro, para repartírselos y aliviar sus pesares.
Al doblar la calle de los Rosales, se encontró con su terrible padre.
-¿Qué haces aquí tan temprano, luz de mis ojos? - pregunto el Rey Moro.
La princesa se puso colorada como las rosas encarnadas de los rosales vecinos.
-Padre y señor mío, he venido a contemplar estas flores, a oír trinar a estos pájaros, a ver el sol reflejarse es estas fuentes y a respirar este ambiente perfumado.
- ¿Qué llevas en la falda de tu vestido?
Casilda (sin ser cristiana) llamó desde el fondo de su corazón al Dios todo poderoso y respondió confiada a su padre.
-Padre, llevo rosas que he cortado en los rosales.
Almenón, dudando de la sinceridad de su hija, tajó con su espada la falda se sus vestidos, y una lluvia de rosas se derramo por el suelo.
Dios, había socorrido a la noble niña para no sufrir el castigo de su padre y socorrió a los cristianos para no sufrir mayores tormentos.


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