EL MILAGRO DE LAS ROSAS
Casilda la hija del
rey Moro Almenón, oyó tristísimos lamentos de los cristianos prisioneros por su
padre.
Ella aún aun no era
cristiana pero sintiendo compasión de los infelices prisioneros, tomó de la
despensa alimentos y también oro, para repartírselos y aliviar sus pesares.
Al doblar la calle
de los Rosales, se encontró con su terrible padre.
-¿Qué haces aquí
tan temprano, luz de mis ojos? - pregunto el Rey Moro.
La princesa se puso
colorada como las rosas encarnadas de los rosales vecinos.
-Padre y señor mío,
he venido a contemplar estas flores, a oír trinar a estos pájaros, a ver el sol
reflejarse es estas fuentes y a respirar este ambiente perfumado.
- ¿Qué llevas en la
falda de tu vestido?
Casilda (sin ser
cristiana) llamó desde el fondo de su corazón al Dios todo poderoso y respondió
confiada a su padre.
-Padre, llevo rosas
que he cortado en los rosales.
Almenón, dudando de
la sinceridad de su hija, tajó con su espada la falda se sus vestidos, y una
lluvia de rosas se derramo por el suelo.
Dios, había socorrido a la noble niña para no sufrir
el castigo de su padre y socorrió a los cristianos para no sufrir mayores
tormentos.
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