TRES AVECILLAS DEL REY HERODES
I
La Virgen, con el niño Jesús, huía del Rey
Herodes. Encontró una paloma y esta le pregunto:
-¿Dónde vas, María?
-huimos de la furia de Herodes- repuso la
Virgen. Pero como en aquel instante se escuchara el ruido de los soldados que
en pos de ella seguían, he aquí que la paloma bolo asustada.
Siguió la Virgen su camino. Tropezó con una
codorniz, quien le hizo idéntica pregunta y que, al igual que la paloma, al
enterarse del peligro, echo a bolar.
Finalmente, la Virgen encontró una alondra y
esta, en cuanto se enteró del peligro que corría, la oculto detrás de unas
matas.
II
Los soldados de Herodes encontraron a la
paloma y por ella se enteran del camino que llevaba la Virgen. Un poco después,
la codorniz, como le asieron la misma pregunta, no vacilo en señalarles las
huellas de los pasos de la Virgen.
III
Al fin, los perseguidores, dieron con la
alondra.
-¿has visto pasar a la Virgen y al Niño Dios?
-si- apresurándose a decirles la alondra y,
señalando un rumbo falso, agrego- tomo por este camino…
Y así alejo de la Virgen y de Jesús a sus
perseguidores.
IV
Dios castigo a la paloma y a la codorniz.
Desde entonces, el canto de la primera es como un eterno lamento y, en cuanto a
la segunda, hizo que su cuello fuera tan bajo que se convirtió para siempre en
la presa fácil para los cazadores.
Y la alondra, en premio, fue la anunciadora
por las mañanas.
“EL COMERCIO”
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